Hace unos días, hojeando un antiguo libro de
cocina, vi esta receta de borrachuelos; como era distinta a las que conocía me
puse manos a la obra.
El sésamo y el anís en grano es aportación
mía, el resto obedece fielmente al texto original.
Ingredientes:
350 gr. de harina.
150 ml. de vino blanco (Utilicé manzanilla).
50 ml. de anís dulce.
100 ml. de aceite de oliva.
1 cucharadita de anís en grano.
1 cucharada de sésamo.
1 cucharadita de canela en polvo.
Baño:
100 ml. de vino dulce (Usé moscatel de
Chiclana, mi pueblo)
150 gr. de azúcar.
50 ml. de agua.
Elaboración:
Poner en un cuenco la harina, con el aceite,
vino blanco y las especies. Amasar muy bien. Debe quedar una masa dura y
correosa. Tapar con papel film y dejar reposar unos minutos para que pierda
elasticidad. Hacer unas bolitas pequeñas, poco más grande que una avellana.
Estirarlas bien finas con un rodillo y plegarlas en el centro como si fuera un
pestiño. Freírlas, cuando estén doradas escurrir muy bien y reservar. Es
recomendable abrir uno para asegurarnos de que están bien cocinados por dentro.
Hacer el baño poniendo todos los ingrediente
en un cazo y llevándolo a ebullición, luego apartarlo y dejar templar.
Bañar los borrachuelos, brevemente, en este
jarabe y depositarlos en una bandeja. Para terminar, espolvorearlos bien con
azúcar glas.